Por Leandro Toti
No mucho tiempo ha pasado de la gran final ganada por Lanús ante San Lorenzo por 4-0 en el Monumental, que le posibilitó dar la vuelta olímpica y obtener el torneo Transición 2016, pero en el fútbol argentino ese tiempo puede parecer mucho (basta con mirar la cantidad de técnicos que fueron y vinieron), si se tienen en cuenta los cambios que pueden haber en las formaciones. Todo es tan veloz y frenético que, en este tiempo, el equipo dirigido por Jorge Almirón, pasó de la admiración a un bajón lógico a fines del año pasado, a modificación de nombres por ventas (Miguel Almirón, Junior Benitez y lesiones, a un repunte que ilusionó a sus hinchas con recuperar aquél fuego sagrado a fines de diciembre -que lo dejó a cinco puntos del líder Boca- y con la conquista del tercer título del ciclo del DT ante River por la Supercopa Argentina, en La Plata.
Lo que quedó del Lanús campeón: La incertidumbre da vueltas por las cabezas de los hinchas, que pretenden que su equipo se mantenga en la senda protagonista. La esencia (y el sistema táctico 4-3-3) se mantiene desde un punto lógico: su entrenador. Almirón, que igual es un DT que le gusta innovar y buscar modificaciones en el éxito, no se quedó quieto tras aquella goleada que llenó de elogios su gestión: Trata de seguir aportando alternativas, de buscar fórmulas para contrarrestar lo que le puedan hacer sus rivales que ya lo van conociendo. Pero hubo cambios notorios; el arribo de Matías Rojas, un volante ofensivo que puede jugar por adentro como por afuera. Solicitó como refuerzos un defensor central (preferentemente zurdo) y un N° 9 que compita con Sand (pidió a Diego Vera, a quien tuvo en Godoy Cruz), les dio la posibilidad a futbolistas con los que ya contaba o que volvían al equipo granate de sus préstamos. Así, ingresaron Andrada, Herrera, Aguirre (que también fue importante en los títulos de 2016) y Alejandro Silva.
Lo que se le viene al granate, además del campeonato local, un nuevo desafío continental: El próximo 9 de Marzo hará su presentación continental, pero en su casa. En la fortaleza, aquella que fue testigo de la Copa Sudamericana en el 2013. Recibirá nada menos que al campeón uruguayo, Nacional de Montevideo. Luego, el 19 del mismo mes, visitará al equipo brasilero, recordado por el mundo entero tras la desgracia ya conocida, Chapecoense. Mientras tanto, en el sur, quieren seguir soñando...
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